miércoles, 29 de julio de 2009

SECRETO DE FAMILIA

A mi primo Herodes Ramírez le gusta soplarle a la botella de cuando en cuando, moderadamente, con discreción (si bien con perseverancia y disciplina) con prudencia y yo diría que hasta con delicadeza.
Nunca ha sido bebedor de alborotos o tumultos, mucho menos de desórdenes, ni le da por sentirse muy macho, ni abrazar a los vecinos de barra, ni por lloriquear ni mentar madres, ni por desafiar a las autoridades, ni decirle al cantinero que era su padre, no hablar mal de los curas y religiosas, ni del gobierno ( y eso que es burócrata de la secretaría de presupuesto), nada de eso, Herodes es filósofo y matemático, gusta de introducirse en los bares que por el camino encuentra, se instala en un rincón y pide su copa, invariablemente carga consigo su inseparable libreta de apuntes, en la que anota los pensamientos que se le ocurren y las ecuaciones que desarrolla, puede llegar a pedir una segunda o tercera copa a veces ( y muy contadas veces) una cuarta o quinta.
Mingitante también moderado, va 2 o 3 veces al baño a hacer lo suyo, Herodes se precia del buen funcionamiento de sus riñones, ni en plan de manantial, pero tampoco de cuanta gotas, después pide su cuenta, saluda a los presentes, se despide del cantinero, da las buenas noches y sigue su camino.
Mas resulta que una tarde aciaga, cuando más acelerado tenía el cerebro por sus silogismos y logaritmos, se interno en un barrio de mala fama, popular y temido por lo bajo de la ralea de sus moradores, por no decir que es una zona roja y de malas mañas...
Herodes entró en una piquera de mala muerte denominada " Los Sabios sin estudio", quiero pensar que no se percató de la calidad de los parroquianos, que no eran precisamente modelo de urbanidad y buenas costumbres, ahí bebió, nunca supo cuanto, lo mismo pudieron ser 4 que 15 copas, tampoco notó la calidad de la marranilla que le sirvieron, el caso es que se quedó dormido y le robaron los zapatos.
Los zapatos de mi primo no tenían nada de raros, pues siempre ha sido enemigo de la ostentación y el apantalle, son unos zapatos exactamente como los que usamos ustedes o yo, que cumplen un cometido, que los ponemos por la mañana y por la noche los quitamos, sin dedicarles siquiera una mirada, nunca se compró unos de ante o piel de avestruz, mucho menos unos de piel de cocodrilo, sin embargo, ese par de zapatos le han dado una fama e inmortalidad al nombre de Herodes en la familia, no por su calidad o diseño, mucho menos por su manufactura o confección..No...No.. Simplemente porque se los robaron una tarde que se fue de copas y se quedó dormido en la cantina.
El robo de las prendas ocurrió hace más de 15 años, Herodes cambio su lugar de residencia, ahora vive en Puebla de los ángeles, pero resulta que cada vez que entre la familia se menciona el nombre de Herodes, no falta alguien que dice:
-¿Quién ?... ¿Heródes Ramírez? ...¡qué va!..Ese es un borracho que se duerme en las cantinas y le roban los zapatos.
Invariablemente son las mujeres de la familia las que se han encargado de perpetuar el hecho, nosotros, los varones, nos abstenemos de dar opinión (Justificadamente, pues nos pueden agarrar en curva las féminas de la familia).
Con el tiempo este fatídico hecho ha pasado de singular a plural, ya no se dice que fue en una ocasión, si no que le sucede a diario.
Hará cosa de 3 o 4 años, por motivos personales, tuve que pasar unos días en el Puerto de Veracruz, me hospedé en casa de la tía Matilde, quien viene a ser como la cronista de la familia, a pesar que ya frisa la friolera de 95 años, siempre se encuentra enterada de lo que sucede en la Magna Tribu.
Allí me enteré de los hechos más recientes de la Tribu, de las bodas, amasiatos y arrejuntamientos en la familia...que la prima Remedios se casó y ya le dieron su ídem para los sofocos y ansiedades que padecía, que al primo Beto lo metieron preso por malversación de fondos, que la tía Lulú a falta de oportunidades matrimoniales profesó de monja, etc.
Casi para retirarme, inocentemente le pregunté a la tía por Herodes....por demás está decir que a la pobre ancianita casi le da un infarto al oír aquel nombre...
¿Queeee? ¿Quién?... ¿Herodes?...dijo arrugando la nariz y con tono despectivo.
¡Ese maldito sicalíptico es un borrachales que se duerme en la cantina y le roban los zapatos!
Esto lo hago público, obviamente con los nombres ficticios para proteger a los inocentes, a sabiendas que cada familia tiene una osamenta que guarda en algún armario...pero el cadáver de Herodes lo han desvirtuado hasta la exageración..... ¡Caramba!

No hay comentarios:

Publicar un comentario