miércoles, 29 de julio de 2009

LOS PERROS Y YO

Las desavenencias entre los perros y un servidor, no son de ahora, este problema ya tiene una connotación de carácter personal...porque a mí me han mordido todas las clases de perros, habidas y por haber.
Me han mordido perros con pedigrí y canes arrabaleros, perros de agua y escuincles, perrillos falderos y perros del hortelano, perros guía de ciegos, perros de crucero y hasta perros en patrulla (en México se le denomina perro a los agentes de vialidad, los cuales no son un modelo de decencia y honor), por no hablar de los perros que ladran (y eso que el refrán dice que los perros que ladran no muerden).
Vamos...que es de todos sabido que los perros respetan a las clases sociales, los perros de casa rica quieren morder a gente de clase pobre y viceversa, a mi me han mordido perros de casa rica, aunque llegue con smoking y fumando un habano, como los perros de casa pobre, aunque llegue disfrazado de pordiosero, el colmo es que hasta los perros de clase media a la que pertenezco ( me refiero a la clase media humana, no a la de los perros), me han dado mis buenas tarascadas, al parecer estos mendigos no son solidarios de clase.
Y fuera yo de los malditos que los pisan, patean o maltratan, pero no, nada de eso, en cuanto veo un perro que viene en mi dirección me cruzo la calle, pero los muy malditos detectan mi temor, con la consabida persecución y mordida resultante.
Y he llegado a ver como personas mal intencionadas les retuercen las orejas o les jalan la cola y los muy cobardones corren a un rincón a lamerse las heridas, la única vez que me armé de valor y quise hacer lo mismo, terminé con 20 puntadas en la nalga derecha y todo el tratamiento antirrábico en la panza...¡Joder!
En una ocasión visitaba yo a mi tía lolita (canófila a rabiar), cuando al entrar al jardín veo a un lobo siberiano que me enseñaba de cruel manera todos sus colmillos....
Mi tía, al percatarse del temor, me dice...
-No temas hijito, Belcebú no muerde-... (Vaya nombre del maldito demonio)
10 minutos después, mientras me aplicaban los primeros auxilios, muy compungida me decía..
-Ayayay hijito... ¿no se qué pasó con Belcebú?, es tan tranquilo que no muerde ni al lechero....Y estos comentarios lo único que logran es destrozarme moralmente... ¡caramba

No hay comentarios:

Publicar un comentario